En el mundo de Clair Obscur: Expedition 33, la línea entre la luz y la oscuridad no es que se difumine… es que directamente agarra una brocha gorda y hace un batidillo existencial que atrapa a los jugadores en una atmósfera tan melancólica que hasta las piedras te quieren dar un abrazo. Desarrollado por el pequeño pero aguerrido estudio francés Sandfall Interactive, este RPG con alma japonesa nos lanza en una misión desgarradora para salvar la ciudad de Lumiar, que lleva 67 años teniendo un peor día que el tuyo cuando olvidas el paraguas justo antes de un tormentón.

Una premisa para que abraces tu almohada por las noches
El centro de Clair Obscur es una idea tan original como cruel: en este mundo, un ser llamado el Painterest (o “Pintor” para los cuates) dibuja cada año un número gigante en un monolito, y ese número es la edad máxima que puedes alcanzar. ¿Cumpliste más? Felicidades, te desintegras en lo que llaman el “Gomash”, que suena a nombre de plato exótico pero aquí significa “te esfumas del mapa”.
Cada año el numerito baja, dejando a la gente de Lumiar viviendo en una ansiedad permanente. Y sí, adivinaste: ahora el límite es 33 años. Para que luego te quejes de cumplir 30.
La Expedición 33 está formada por un grupo de personas que han perdido a sus seres queridos (o sus ganas de vivir, o ambas) a manos de este despiadado sistema, y que ahora buscan hacerle un “Ctrl+Z” al Pintor para salvar lo que queda de humanidad.

Conoce al escuadrón menos afortunado del mundo
Los protagonistas de esta aventura son tan variados como una bolsa de dulces mixtos, pero con bastante más trauma:
- Gustav: Un inventor e ingeniero que ha perdido a alguien importante y ahora busca venganza… o al menos un futuro donde sus alumnos puedan llegar a viejos gruñones.
- Lune: Investigadora de vocación y huérfana profesional, que quiere entender por qué su mundo está más roto que el WiFi del vecino.
- Él: Un granjero buena onda (sí, su nombre es “Él”, porque creatividad), que acompaña a Gustav en su cruzada mientras lidia con su propio pasado de telenovela.
- Mael: Una chavita de 16 años, más intrépida que sensata, que decide seguir los pasos de Gustav en una aventura que probablemente su mamá nunca habría aprobado.
Y como en toda buena historia trágica, no faltarán los momentos de risas nerviosas, lágrimas sinceras y traumas compartidos.
Un drama jugable que no te deja soltar el control
La narrativa de Clair Obscur es como un buen pastel de chocolate amargo: dulce, pero con ese toquecito de “wow, qué fuerte estuvo eso”. Aunque el tema central es bastante oscuro, el juego sabe colar momentos de esperanza, camaradería e incluso humor (del oscuro, pero humor al fin).
Cada miembro de la expedición tiene su propio equipaje emocional —y no hablamos de mochilas—, y a medida que avanza la historia vas a querer abrazarlos, cachetearlos o ambos al mismo tiempo.
Combate: estrategia, reflejos y mucho apretar botones
¿Pensaste que por ser un RPG solo ibas a leer y ver numeritos? Error de novato.
Aquí, el combate por turnos tiene su twist: cada acción ofensiva, hechizo o defensa requiere pulsaciones precisas de botones. Sí, casi como un mini juego de ritmo, pero con menos coreografías y más gritos internos. Aciertas, haces más daño. Fallas, prepárate para besar el suelo.
Además, el sistema de puntos de acción te obliga a pensar más de dos jugadas adelante, porque gastar tus recursos como si fueran dulces en Halloween puede costarte caro frente a los jefes del juego, que son más duros que discutir de política en Navidad.

Tu equipo, tu estrategia, tus errores (o éxitos)
Cada personaje tiene su propia “onda” en combate:
- Gustav carga su brazo mecánico como si fuera una licuadora de ataque.
- Lune reparte magia y debuffs como quien reparte flyers en el metro.
- Mael cambia de postura como ninja profesional, adaptándose a la situación.
Entre ellos y los “pictos” —mejoras pasivas que puedes compartir entre personajes como si fueran stickers—, el sistema de personalización te da mucha flexibilidad para crear la mejor combinación… o el caos más hermoso.

Explora, sube de nivel y trata de no perderte (o sí, está bonito perderse)
Clair Obscur también ofrece exploración con estilo: mapas con vista de maqueta y luego perspectiva en tercera persona cuando entras a zonas específicas. El diseño no es un laberinto infernal, pero hay suficientes tesoros ocultos y jefes opcionales como para que te olvides de irte a dormir temprano.
Entre combates, exploración y subida de niveles, siempre hay algo nuevo por descubrir o desbloquear. Y sí, te vas a emocionar cada vez que desbloquees una nueva habilidad como si fuera Navidad.

Visualmente: un espectáculo para tus pupilas cansadas
Inspirado en el Art Nouveau francés, el estilo visual de Clair Obscur es simplemente un sueño lúgubre hecho videojuego. Todo, desde los paisajes hasta los personajes, parece sacado de una pintura que decidieron colorear a base de lágrimas, luz tenue y mucha, mucha elegancia.
Aunque el juego tiene algún que otro traspié técnico (pequeños bugs en las cinemáticas, nada grave), en general, la presentación es de esas que se quedan grabadas en tu retina. Sandfall Interactive se lució.

Y el sonido… ¡uf!
La banda sonora, compuesta por Orientestat, va desde la tristeza que te dan los domingos por la noche, hasta la épica de una victoria sufrida. Además, las voces —en francés o inglés— están de primer nivel, con actores como Charlie Cox, Jennifer English, Ben Starr y hasta Andy Serkis poniendo voz a personajes que vas a amar y odiar casi a la vez.
¿Y en español? Tranquilo, el juego también trae subtítulos bien cuidados, para que no te pierdas ni una lágrima, ni un grito desesperado.

Conclusión: compra pañuelos y prepárate
Clair Obscur: Expedition 33 es uno de esos juegos que llegan para quedarse contigo mucho después de haber visto los créditos. Es hermoso, duro, emocionante y retador, con una mezcla perfecta de narrativa profunda, combates que premian tu habilidad y una presentación artística que merece ser enmarcada.
En resumen: Clair Obscur: Expedition 33 es una joya. Y si te atreves a embarcarte en este viaje, prepárate para una experiencia que no olvidarás. O sí, pero llorando.