DOOM: The Dark Ages – Demonios, escudos y un dragón cibernético… ¿qué más se puede pedir?

La franquicia DOOM lleva repartiendo metralla desde antes de que muchos jugadores aprendieran a caminar. Con su fórmula de acción frenética, metal a todo volumen y un protagonista que claramente necesita más terapia que munición (aunque tiene bastante de ambas), ha sido un pilar de los FPS desde los 90.

Luego del exitoso reboot de 2016 y su secuela demoníacamente perfecta, DOOM Eternal, los fans han estado esperando como si fuera una secuela de su serie favorita. Pues bien, prepárense para una precuela: DOOM: The Dark Ages, un regreso brutal al pasado, con más armaduras, escudos y caos medieval del que tu abuela podría tolerar.

Un Slayer más rudo que nunca… y con historia

En esta entrega, nos lanzamos a los oscuros orígenes del DOOM Slayer, ese tipo que soluciona absolutamente todo a base de escopetazos. Aquí, el Slayer es una especie de arma viviente controlada por unos misteriosos entes llamados los Creadores (muy dramáticos ellos), que solo lo sueltan cuando el Infierno se pasa de la raya.

¿La amenaza? Una invasión demoníaca a gran escala en el reino de Argentunur. ¿La solución? Obviamente, más violencia. Aunque la historia no va a ganarse un Nobel ni nada, sí ofrece más profundidad narrativa, con escenas cinemáticas elaboradas, personajes secundarios con algo más que una línea de diálogo y un villano principal que ríe como si hubiera leído el guion completo y supiera que va a perder.

Eso sí, como dijo el estudio ID Software: “Esta no es una historia con la que puedas impresionar a tu familia en la próxima reunión”. Pero hey, ¿desde cuándo necesitas una excusa para despedazar demonios con estilo?

Un nuevo estilo de juego: menos saltos, más aplastamientos

Adiós a los acrobáticos saltos de DOOM Eternal. Aquí el Slayer se mueve como un tanque medieval con esteroides. Cada paso que da retumba, cada golpe parte el suelo… y si por casualidad había una decoración bonita, también la destroza.

El glorioso escudo triturador: Shield Slicer

La estrella del arsenal es el Shield Slicer, un escudo que no solo bloquea ataques, sino que puede lanzarse como si fueras el Capitán América, versión infernal.

  • Defensa táctica: Lo levantas y bloqueas, pero si recibe muchos golpes, te deja más expuesto que un esqueleto en una tormenta de piedras.
  • Ofensiva brutal: Puedes lanzarlo a anclajes para impulsarte a toda velocidad y destrozar a lo que se cruce.
  • Mejoras: Puedes desbloquear habilidades como aturdir demonios o cortarlos en rodajas (tamaño jamón serrano).

El arsenal: de clásico a criminalmente creativo

Aunque el escudo se lleva el protagonismo, el resto del arsenal también merece una ovación:

  • Superescopeta y fusil de asalto: Vuelven como los viejos amigos que siempre traen caos.
  • Nuevo rifle con bola de púas en cadena: ¿Atraer enemigos como si fueran piñatas demoníacas? Claro que sí.
  • Pulverizador: Usa cráneos de demonios como munición. Porque las balas normales ya eran muy aburridas.
  • Variantes de armas: Cambia entre versiones según la ocasión. Porque sí, hasta los demonios merecen algo de variedad en su condena.
  • Armas cuerpo a cuerpo: Desde guanteletes con púas hasta una maza que parece diseñada por alguien que odia los lunes… y todo lo demás.

Paradas, bloqueos y la ausencia de ejecuciones gloriosas

Nuevo sistema de paradas cronometradas: si bloqueas justo a tiempo, puedes desviar ataques y hacer que los demonios se arrepientan de existir.

¿Lo polémico? Se acabaron las famosas muertes gloriosas. Ahora son golpes devastadores más rápidos y menos teatrales. Algunos fans extrañarán el gore artístico. Otros solo quieren que todo explote. Cuestión de gustos.

Niveles semiabiertos y exploración

Olvida el típico “sigue este pasillo y mata lo que salga”. Ahora, DOOM te lanza a mapas semiabiertos, con múltiples objetivos que puedes completar en el orden que te dé la gana.

Explora cuevas, resuelve puzles y busca coleccionables que ofrecen desde vidas extra hasta mejoras de armas. No ignores los Altares Centinela: son básicamente estaciones para volverte aún más letal.

Combates con mechas y… ¡dragones cibernéticos!

  • Batallas con el robot Atlán: ¿Quién no quiere pilotar un mecha gigante y arrasar demonios como si fueran cucarachas infernales?
  • Combate aéreo en dragón cibernético: Sí, leíste bien. Un maldito dragón robótico. Puedes volar por escenarios abiertos y atacar desde el cielo como si fueras el Jinete del Apocalipsis con Wi-Fi.

Gráficos y sonido: medieval pero con esteroides

El nuevo motor gráfico de id Software hace que todo explote en glorioso HD sin sacrificar rendimiento. El diseño artístico mezcla lo medieval con lo infernal en una estética que parece salida de la peor pesadilla de un herrero con creatividad.

  • Monstruos reinventados: Ahora tienen ese toque medieval tecnológico que los hace aún más espeluznantes… y más divertidos de destruir.
  • Audio mixto: La banda sonora es buena, pero a veces se pierde en el caos. Recomendación: ajusta la mezcla para evitar que los gruñidos demoníacos tapen los riffs.

Campaña para un solo jugador: tú, solo contra el Infierno

En un giro audaz, no hay multijugador ni cooperativo. Solo tú, el Slayer y todo lo que se atreva a respirar cerca de ti. Esto permitió a ID Software pulir al máximo la experiencia individual, y se nota.

La duración de la campaña es más que decente, y si te atreves con la dificultad “Ultraviolencia”, prepárate para sudar, gritar y amar cada segundo. Afortunadamente, el sistema es altamente personalizable, ideal tanto para novatos como para veteranos insensibles al sufrimiento.

Conclusión: una precuela infernalmente divertida

DOOM: The Dark Ages no será el DOOM más revolucionario, pero es una experiencia fresca, brutal y adictiva. Con su mezcla de combate realista, escudos voladores, dragones tecnológicos y mechas aplastademonios, ofrece una versión única del infierno que ya conoces… y amas destruir.

¿Narrativa épica? No tanto. ¿Diversión demoníaca en cada esquina? Absolutamente. Si alguna vez soñaste con ser un caballero medieval con una superescopeta y un problema de ira, este es tu momento.

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